El presidente interino redujo el gabinete a 24 ministerios conformados por dirigentes de la centro derecha brasileña.
12 de mayo del 2016 / 15:05 Hrs
Una de las primeras acciones de Michel Temer al frente del gobierno en Brasil fue nombrar a su gabinete, luego que la presidenta suspendida, Dilma Rousseff destituyera a todos sus ministros antes de retirarse del cargo. En el equipo nombrado por Temer destaca la ausencia de mujeres y la convivencia de dirigentes de nueve partidos políticos de centro derecha.
Dentro de los nombres confirmados está Henrique Meirelles para el Ministerio de Hacienda y el político socialdemócrata José Serra para Relaciones Exteriores. Meirelles fue presidente del Banco Central durante la gestión de Luiz Inácio Lula da Silva (2003-2011) y es un experto en asuntos financieros con tránsito en los mercados globales, con el que Temer intenta enviar un mensaje al mundo de los negocios.
Serra, quien fue candidato presidencial en 2002 y 2010 y ministro de Salud y de Planificación con Fernando Henrique Cardoso, será el primer político que ocupe la Cancillería en 14 años (los anteriores eran diplomáticos de carrera) y supone un brusco giro en la política exterior del país, que seguramente tomará distancia del arco "bolivariano" regional.
La lista incluye algunos casos curiosos, como los de Henrique Eduardo Alves (Turismo) y Gilberto Kassab (Ciencia, Tecnología y Comunicaciones), que hasta hace semanas eran ministros en el gobierno de Rousseff.
El Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), de Temer, tendrá el mayor peso y ocupará 6 de los 24 ministerios que tendrá el nuevo gobierno, que ha fundido algunas carteras para reducir el actual número de 31.
También fueron contemplados los partidos de la Social Democracia Brasileña (PSDB), Republicano Brasileño (PRB), Progresista (PP), Demócratas (DEM), Laborista Brasileño (PTB), Verde (PV), Social Democrático (PSD) y Popular Socialista (PPS).
“Cualquier atraso no será bueno para Brasil”. Una hora más tarde de lo presupuestado, el presidente del Senado, Renan Calheiros, abría así ayer, a las 10.00, la histórica -y maratónica- sesión del pleno de la Cámara Alta en que se votaría la admisibilidad del proceso de juicio político contra la Presidenta Dilma Rousseff. Era el inicio del llamado “Día D” del impeachment, en que se definía si la petista correría la misma suerte de Fernando Collor de Mello, quien en 1992 fue sometido a un proceso de juicio político por causa de un escándalo de corrupción, el que terminó costándole el cargo. Paradójicamente, el futuro político de Rousseff sería definido, entre otros, por el voto de Collor, actual senador.
“El problema es la ambición de poder”, se queja Lizeuto, taxista de Brasilia, mientras conduce por el Eje Monumental que lleva a la sede del Congreso y del Palacio de Planalto y que ayer lucía desde temprano un fuerte despliegue policial. “El país está parado”, insiste. “La solución sería que hubiera dos partidos grandes y un tercero que sirva como balance”, acota.
Y Lizeuto no se equivoca. Uno de los puntos de la crisis política en Brasil es la fragmentación de su sistema partidario, con cerca de 28 colectividades representadas en el Parlamento. Y ayer éstas hicieron oír su voz en el Senado, para justificar su apoyo o no a la apertura del inicio del impeachment.
De los 81 senadores, 71 se inscribieron para hablar ante el pleno. Cada uno disponía de 15 minutos para hacerlo, lo que terminó por dilatar la votación electrónica del impeachment. En el Senado sólo bastaban 41 votos para que Rousseff fuera suspendida por hasta 180 días, que es el plazo en que debería desarrollarse el juicio político.
Pasadas las 3.00 de la madrugada habían hablado 58 senadores, 41 de los cuales se pronunciaron a favor del juicio político, con lo que ya se contaban los votos para el inicio de éste. Finalmente, pasadas las 6.30 se aprobó con 55 votos a favor y 22 en contra.
Cuando el tono de las intervenciones comenzó a subir de intensidad, Calheiros interrumpió brevemente la sesión poco antes de las 11.00 y pidió “moderación”, luego que un periodista en la galería lo distrajera con su despacho para una radio. “Estamos teniendo una concurrencia desleal aquí”, bromeó Calheiros. A las 11.15, el senador del opositor DEM, Ronaldo Caiado, declaraba que ya se había llegado “al punto que demos inicio a esa votación”.
Al igual que en la votación en la Cámara de Diputados, el 17 de abril, varios senadores también obviaron en sus argumentaciones la razón principal que justificaría el pedido de impeachment con Rousseff, que es el supuesto delito de responsabilidad fiscal por “maquillar” las cuentas públicas. Así, por ejemplo, el senador Magno Malta (PR), criticó medidas como la reducción de la mayoría penal y la legalización del aborto. “Ellos (el PT) destruyeron la familia, valores de familia”, dijo-.
Cerca del mediodía el acceso al pleno del Senado se había convertido ya en un verdadero set de televisión, en el que los senadores eran entrevistados a medida que entraban o salían del recinto. Horas más tarde, se registraron protestas a favor y en contra del gobierno.
Tras pasar la mañana en el Palacio de Alvorada, Rousseff llegó a Planalto pasadas las 15.00. En el que podría ser su último pronunciamiento en el cargo, la mandataria habría grabado durante la tarde un discurso que se difundiría hoy, en el que reforzaría la idea de que fue víctima de un “golpe”.
A media tarde, el gobierno sufrió el último golpe cuando un juez del STF negó un recurso que buscaba anular el proceso.
Pese a que todo indicaba que la votación se produciría de madrugada, el senador Romero Jucá (PMDB) anticipaba que de ser aprobada la admisibilidad del impeachment, Rousseff sería notificada a las 10.00 de hoy de su suspensión por el Senado, y luego, en torno a las 11.00, el Vicepresidente Michel Temer sería informado de que debía asumir la Presidencia. En tanto, los ministros designados por Temer asumirían en horas de la tarde de hoy.
Según O Globo, tras esta ceremonia Temer haría un discurso en que intentará dar una señal de confianza a los mercados y a los favorecidos por los programas sociales. También hablaría sobre la necesidad de recuperar la economía y que, para eso, será necesario adoptar duras medidas para sacar a Brasil del estancamiento, la misma queja de Lizeuto, el taxista de Brasilia.
Dentro de los nombres confirmados está Henrique Meirelles para el Ministerio de Hacienda y el político socialdemócrata José Serra para Relaciones Exteriores. Meirelles fue presidente del Banco Central durante la gestión de Luiz Inácio Lula da Silva (2003-2011) y es un experto en asuntos financieros con tránsito en los mercados globales, con el que Temer intenta enviar un mensaje al mundo de los negocios.
Serra, quien fue candidato presidencial en 2002 y 2010 y ministro de Salud y de Planificación con Fernando Henrique Cardoso, será el primer político que ocupe la Cancillería en 14 años (los anteriores eran diplomáticos de carrera) y supone un brusco giro en la política exterior del país, que seguramente tomará distancia del arco "bolivariano" regional.
La lista incluye algunos casos curiosos, como los de Henrique Eduardo Alves (Turismo) y Gilberto Kassab (Ciencia, Tecnología y Comunicaciones), que hasta hace semanas eran ministros en el gobierno de Rousseff.
El Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), de Temer, tendrá el mayor peso y ocupará 6 de los 24 ministerios que tendrá el nuevo gobierno, que ha fundido algunas carteras para reducir el actual número de 31.
También fueron contemplados los partidos de la Social Democracia Brasileña (PSDB), Republicano Brasileño (PRB), Progresista (PP), Demócratas (DEM), Laborista Brasileño (PTB), Verde (PV), Social Democrático (PSD) y Popular Socialista (PPS).
Senado aprueba iniciar juicio político contra Dilma
La Cámara Alta votó esta madrugada el impeachment contra la Presidenta, quien será notificada hoy que estará suspendida de su cargo hasta por seis meses. En su reemplazo asumirá su enemigo político, el Vicepresidente Michel Temer.
Fernando Fuentes, enviado especial a Brasilia 12 de mayo del 2016 / 06:34 Hrs
“El problema es la ambición de poder”, se queja Lizeuto, taxista de Brasilia, mientras conduce por el Eje Monumental que lleva a la sede del Congreso y del Palacio de Planalto y que ayer lucía desde temprano un fuerte despliegue policial. “El país está parado”, insiste. “La solución sería que hubiera dos partidos grandes y un tercero que sirva como balance”, acota.
Y Lizeuto no se equivoca. Uno de los puntos de la crisis política en Brasil es la fragmentación de su sistema partidario, con cerca de 28 colectividades representadas en el Parlamento. Y ayer éstas hicieron oír su voz en el Senado, para justificar su apoyo o no a la apertura del inicio del impeachment.
De los 81 senadores, 71 se inscribieron para hablar ante el pleno. Cada uno disponía de 15 minutos para hacerlo, lo que terminó por dilatar la votación electrónica del impeachment. En el Senado sólo bastaban 41 votos para que Rousseff fuera suspendida por hasta 180 días, que es el plazo en que debería desarrollarse el juicio político.
Pasadas las 3.00 de la madrugada habían hablado 58 senadores, 41 de los cuales se pronunciaron a favor del juicio político, con lo que ya se contaban los votos para el inicio de éste. Finalmente, pasadas las 6.30 se aprobó con 55 votos a favor y 22 en contra.
Cuando el tono de las intervenciones comenzó a subir de intensidad, Calheiros interrumpió brevemente la sesión poco antes de las 11.00 y pidió “moderación”, luego que un periodista en la galería lo distrajera con su despacho para una radio. “Estamos teniendo una concurrencia desleal aquí”, bromeó Calheiros. A las 11.15, el senador del opositor DEM, Ronaldo Caiado, declaraba que ya se había llegado “al punto que demos inicio a esa votación”.
Al igual que en la votación en la Cámara de Diputados, el 17 de abril, varios senadores también obviaron en sus argumentaciones la razón principal que justificaría el pedido de impeachment con Rousseff, que es el supuesto delito de responsabilidad fiscal por “maquillar” las cuentas públicas. Así, por ejemplo, el senador Magno Malta (PR), criticó medidas como la reducción de la mayoría penal y la legalización del aborto. “Ellos (el PT) destruyeron la familia, valores de familia”, dijo-.
Cerca del mediodía el acceso al pleno del Senado se había convertido ya en un verdadero set de televisión, en el que los senadores eran entrevistados a medida que entraban o salían del recinto. Horas más tarde, se registraron protestas a favor y en contra del gobierno.
Tras pasar la mañana en el Palacio de Alvorada, Rousseff llegó a Planalto pasadas las 15.00. En el que podría ser su último pronunciamiento en el cargo, la mandataria habría grabado durante la tarde un discurso que se difundiría hoy, en el que reforzaría la idea de que fue víctima de un “golpe”.
A media tarde, el gobierno sufrió el último golpe cuando un juez del STF negó un recurso que buscaba anular el proceso.
Pese a que todo indicaba que la votación se produciría de madrugada, el senador Romero Jucá (PMDB) anticipaba que de ser aprobada la admisibilidad del impeachment, Rousseff sería notificada a las 10.00 de hoy de su suspensión por el Senado, y luego, en torno a las 11.00, el Vicepresidente Michel Temer sería informado de que debía asumir la Presidencia. En tanto, los ministros designados por Temer asumirían en horas de la tarde de hoy.
Según O Globo, tras esta ceremonia Temer haría un discurso en que intentará dar una señal de confianza a los mercados y a los favorecidos por los programas sociales. También hablaría sobre la necesidad de recuperar la economía y que, para eso, será necesario adoptar duras medidas para sacar a Brasil del estancamiento, la misma queja de Lizeuto, el taxista de Brasilia.
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