El economista chileno radicado en Nueva York asegura que el daño hecho por el actual gobierno "al sistema económico y político puede durar mucho tiempo", y que la Presidenta "le pegó con un palo al avispero del populismo". Expondrá este jueves en el seminario anual de Moneda Asset Management.
La preocupación de Daza por el escenario local sigue in crescendo y no lo oculta. Señala que mucha gente que conoce concuerda con el análisis del Presidente Lagos, publicado a mitad de semana en La Tercera, y anticipa que el desafío principal del próximo gobierno será “contener los ánimos populistas desatados por Bachelet y restaurar el círculo virtuoso de crecimiento”.
Usted es crítico de la actual administración, ¿cuán profundo y extenso cree que es el daño que este gobierno le ha hecho a la economía chilena?
El daño al sistema económico y político es profundo y puede durar mucho tiempo. Bachelet rompió un círculo virtuoso que dio a Chile el período más exitoso de su historia. Durante 30 años vivimos en un equilibrio político-económico que nos destacó a nivel mundial y nos diferenció del continente. En ese círculo virtuoso, Chile atrajo a sus gobiernos a una elite política y tecnocrática de excelencia que destaco a nivel mundial.
El sistema requería adaptaciones, mejoras, pero Bachelet optó por el discurso de la retroexcavadora y rompió ese equilibrio. Le pegó con un palo al avispero del populismo, que estuvo dormido por 30 años. Temo que nos metió en un círculo vicioso, donde el bajo crecimiento generará frustración, confrontación, malos salarios, escasez de recursos para atacar la pobreza y una abundancia de soluciones facilistas.
¿Comparte la visión de Ricardo Lagos de que Chile vive su peor crisis política e institucional?
Hablo con gente de todo el espectro político en Chile y utilizando un variado lenguaje y diferente énfasis, la gran mayoría concuerda con el análisis del Presidente Lagos. Yo separaría el problema de corto plazo y el de largo plazo. No soy analista político, pero mi impresión es que en el corto plazo la situación es compleja por la percepción de falta de liderazgo presidencial. Pero el problema mayor es de largo plazo. Una vez metidos en un círculo vicioso es muy difícil salir. Los incentivos políticos son para buscar e implementar soluciones facilistas, soluciones para apaciguar a los que hacen más ruido. El riesgo más grande es que en este ambiente intentaran dar una nueva Constitución.
En medio de todo esto, ¿hay alguna razón para estar optimista en Chile?
No sé si optimista, pero hay razones para no estar totalmente pesimista. Creo que en el centro político hay muchos puntos de acuerdo entre grupos que por razones históricas, culturales, están en diferentes veredas políticas. La población rechaza las reformas de Bachelet y se escandalizó con la corrupción y abusos. Chile cuenta con un grupo numeroso de tecnócratas de excepción a nivel mundial y están levantando su voz. Es importante que ejerzan liderazgo intelectual y señalen el rumbo. En este gobierno, el ministro Pacheco está haciendo una buena labor en energía; enfrentando problemas en forma flexible, modular, introduciendo competencia, buscando soluciones en el sector privado y demostrando que cuando las cosas se hacen bien, los resultados llegan.
Pero el experto en finanzas Arturo Cifuentes dijo que “Chile se jodió por los próximos 10 años”. ¿Puede ser para tanto?
Estoy de acuerdo. La gente se pregunta “¿cuándo se jodió Argentina?”, país que a comienzos del siglo pasado tenía un ingreso per cápita más alto que Alemania, Francia, Italia, España, y hoy es más pobre que Chile. Y la respuesta es: durante los gobiernos de Perón. A menos que las próximas autoridades hagan importantes cambios, creo que en 30 años la gente se preguntará “¿cuándo se jodió Chile?”, y la respuesta será: durante el gobierno de Bachelet.
Con esto, ¿Chile está frustrando la posibilidad de alcanzar pronto el ingreso de país desarrollado? ¿Para cuándo queda postergada esa meta?
Sí, se postergó. El desarrollo es muy sensible a pequeños cambios de la tasa de crecimiento de largo plazo. Por ejemplo, entre 1950 y el año 2000, Estados Unidos creció a una tasa de 3,5% por año. Su ingreso per cápita pasó de US$ 16.000 a aproximadamente US$ 50.000 en dólares constantes. Si en cambio hubiera crecido al 2%, su ingreso per cápita habría subido de US$ 16.000 a solamente US$ 23.000 en el 2000. Bachelet destruyó la capacidad de alto crecimiento idiosincrático del país, por lo que claramente retrasará el desarrollo de Chile.
Dado el bajo crecimiento del país en este último período, ¿el gobierno de Bachelet logrará su objetivo de entregar un país más justo y más igualitario que el que había cuando asumió?
No. El crecimiento es condición absolutamente necesaria, aunque posiblemente no suficiente, para solucionar los problemas del país. Las reformas de Bachelet atacan superficialmente los problemas, pero no sus causas, y al mismo tiempo destruyen la capacidad de crecimiento. El menor crecimiento limitará la movilidad social y económica, y tendremos menos recursos para solucionar esos problemas.
¿Quién es el principal responsable del camino que se adoptó: la Presidenta, sus asesores, sus ministros, los partidos de la Nueva Mayoría?
A estas alturas me parece improductivo criticar a Bachelet simplemente para enumerar todo lo que hace mal. Pero es importante identificar y analizar errores para sacar lecciones y evitar cometerlos nuevamente.
La responsable directa es Bachelet. Pero también hay responsabilidad de parte importante del centro político, que le dio apoyo y la llevó al poder a pesar de que fue muy honesta en lo que pretendía hacer. No hubo sorpresas; su programa era claro. Debemos preguntarnos por qué un grupo importante de gente inteligente, seria, informada, bien intencionada, optó por ignorar lo que era obvio y apoyó a esta señora.
¿Y qué lección se debe sacar de aquello?
Cuando un candidato hace una campaña populista, hay que creerle que va a hacer reformas populistas. Mi impresión es que mucha gente pensó que Bachelet no haría las cosas que prometía. Algo similar ocurre con Trump en Estados Unidos. Conozco gente que votará por Trump, porque piensa que no hará las cosas que dice que hará. Si gana se van a llevar la misma sorpresa que muchos se llevaron en Chile con Bachelet. Yo asumo que va a hacer muchas de las idioteces que dice que va a hacer.
¿Por qué cree que la Presidenta modificó tanto su actuar respecto de su primer período de gobierno?
Hay todo tipo de especulaciones al respecto. Tengo las mías, pero no tengo ninguna ventaja comparativa como para hacer una contribución.
¿Sus errores los atribuye a desconocimiento o simplemente a una convicción distinta?
Hay una característica presente en todas sus reformas y en muchos de sus nombramientos en cargos públicos: la Presidenta manifiesta un profundo desprecio por el conocimiento especializado y un alto grado de ideologización. En educación no escuchó consejos de expertos de centroizquierda y centroderecha; prosiguió con la política de los patines de Eyzaguirre, quien a todas luces no era un experto en la materia. En la reforma laboral, aparentemente escuchó a la ministra Rincón por sobre Valdés. Se vio en numerosos nombramientos en empresas públicas.
Esta es una de las grandes diferencias entre Bachelet y sus antecesores. He dicho en otras partes que desde la época de Galileo hay una tensión entre el conocimiento especializado y gente ignorante sobre la materia en cuestión, muchas veces alineada con creencias populares y con la pasión que ideologismos o religiones suelen generar. Ignorar el conocimiento no es una fórmula prometedora para progresar.
¿Hay un aprendizaje de eso también?
Que el conocimiento tecnocrático, en todas sus áreas y diferentes especializaciones, es esencial para la buena administración pública. Y es importante destacar que tecnócrata no es sinónimo de economista. Pastelero a tus pasteles.
Sin embargo, ahora la Presidenta parece de verdad preocupada por la marcha de la economía. Hace unos días señaló que “la prioridad de nuestro gobierno es el crecimiento”. ¿No es esa una señal de cambio?
Es indudablemente positivo, pero tarde. Se enfoca en el crecimiento después de haber anunciado el término de la obra gruesa de su gobierno. La lección es que el crecimiento debe ser parte del diseño y ejecución de la obra gruesa; no es decoración.
¿Por qué da la impresión de que en el exterior están menos pesimistas sobre Chile? Hay varias compañías extranjeras que han comprado empresas acá y la semana pasada Bloomberg sacó un artículo donde decía que los empresarios locales ven una amenaza socialista a cada vuelta de la esquina.
Los extranjeros están comprando y los chilenos están vendiendo. Es una mala señal para cualquier país cuando sus empresarios venden sus activos y se van.
Respecto de artículos de prensa del exterior, hasta donde sé, la empresa Bloomberg nunca ha emitido una opinión oficial sobre Chile. Entiendo que se refiere a una nota que no fue escrita desde el exterior, sino que por una periodista española que vive en Santiago, que ha escrito artículos sobre cultura, restaurantes, política, refugiados, racismo y otros temas desde diversos países, como Egipto y Australia, además de España. Me parece curioso que después de poco tiempo en Chile, estime que empresarios que han sido sumamente exitosos en el continente más volátil del mundo no entiendan la realidad del país. Me pareció un artículo político más que económico.
¿Cómo lo ha hecho el ministro Rodrigo Valdés? ¿Cómo lo juzgará la historia?
Instauró realismo en el gobierno y contuvo el deterioro de la solvencia fiscal. Antes de que llegara, las cuentas fiscales se basaban en cifras de fantasía, nos dirigíamos a grandes déficits y mucho mayor endeudamiento. Nos ahorró muchos problemas a futuro. Su esfuerzo facilitó el trabajo del Banco Central, permitió tasas de interés más bajas a toda la economía. El epitafio sobre su estadía en el gobierno dirá: “Brillante, dio pelea hasta el final, murió con las botas puestas”.
Elección presidencial
¿Entre quiénes ve más posible la elección presidencial 2017: Piñera-Lagos o Piñera-Isabel Allende? ¿Cómo evalúa ambas opciones?
No sé lo suficiente para dar una opinión sobre el posicionamiento de los diferentes candidatos. Pero a nivel de capacidad de liderazgo y potencia intelectual para entender y enfrentar desafíos, Lagos y Piñera sobresalen a gran distancia sobre los otros nombres que he leído.
¿No piensa que el país necesita “caras nuevas”?
El país necesita “caras buenas”. ¿De qué nos sirve una cara nueva si la persona piensa estupideces? Siempre he pensado que el dicho “esta persona ya tuvo su turno” es absurdo. Esto no es un columpio donde los políticos hacen fila esperando turno para subirse y ponerse la banda. Necesitamos los mejores liderazgos del país, hayan gobernado o no.
Y si Piñera tuviera un segundo período, ¿qué debiera hacer que no hizo la primera vez y que le valió su crítica?
Fui crítico de Piñera en su primer período. Se enfocó en la gestión del aparato estatal y lo hizo bien. Pero no hizo reformas ambiciosas para potenciar el crecimiento, para modernizar la educación, para darle mayor flexibilidad a la economía. Dejó pasar una oportunidad y dejó un espacio que llenó Bachelet. Veo a un Piñera cambiado. Más estadista y con liderazgo en sus críticas frente al enorme daño que ha hecho Bachelet. Me parece mucho más enfocado en no dejar pasar una última oportunidad para reformar y modernizar a Chile.
¿Es necesario y viable que el nuevo gobierno que venga, sea del signo que sea, modifique las reformas de la actual administración?
El desafío principal es contener los ánimos populistas desatados por Bachelet y restaurar el círculo virtuoso de crecimiento. Tenemos que enfrentar en forma seria, sin demagogia, problemas de inequidad, de pésima calidad en la educación primaria y secundaria, enfrentar el problema de pensiones, facilitar la entrada de competidores en todos los sectores de la economía, etc. Pero sin crecimiento nada de esto ocurrirá. A mediano plazo, el desafío más grande es enfrentar los gigantescos riesgos que las nuevas tecnologías implican, pero también capturar las infinitas oportunidades que generan.