Saturday, June 29, 2013

PRIMARIAS POLITICAS EN CHILE 2013: Claudio Orrego: "Si Michelle Bachelet hubiese querido renovación, debió haber dicho que no volvía"

 

El ex alcalde señala tener "simpatía" con la ex mandataria, pero marca importantes diferencias con su programa propuesto hasta ahora.

por Hernán López - 29/06/2013 - 07:30
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En el bar Las Tejas, al ritmo de la Sonora de Tommy Rey, el candidato presidencial Claudio Orrego cerró el jueves en la noche su campaña de cara a las elecciones de mañana. Sin embargo, la jornada del ex alcalde no terminó ahí. Tras dar un discurso y bailar un par de canciones junto a su señora, la sicóloga Francisca Morales, el abanderado DC partió a una cena en casa de su amigo, el economista Axel Christensen.
La escena se produce un año y cuatro meses después de que el ex alcalde de Peñalolén declinara repostular al municipio para anunciar su aventura presidencial. Tras consolidar su opción en enero pasado luego de vencer a la senadora Ximena Rincón en una primaria interna del partido, Orrego espera contar mañana con el respaldo democratacristiano para revertir los pronósticos y quedarse con el segundo lugar de las primarias presidenciales opositoras. Aquello servirá para que su partido consiga un espacio de influencia desde el centro en el programa de Michelle Bachelet. La carta DC marca dos diferencias nítidas: la reforma tributaria y la gratuidad en educación, las que según Orrego no serán obstáculo para un acuerdo entre el centro y la izquierda.
Si bien ahora todos los dirigentes DC reconocen que el partido está unido, costó concretar la participación completa de la colectividad en su candidatura. ¿Llegó tarde ese respaldo?
Más vale tarde que nunca. Costó, no lo voy a negar, pero tomamos una buena decisión al no desgastarnos combatiendo aquello dedicando toda nuestra energía a la campaña, que poco a poco ha ido avanzando. Llamé a los Cores, a los alcaldes y parlamentarios para darle las gracias. Seguramente algunos no creyeron desde un principio, pero se fueron sumando y contribuyeron a su manera. ¿Hubiese sido distinto con todos los DC desde el día uno? Sin duda, pero la vida es difícil y no hay que llorar sobre lo que no se hizo. El acto de cierre fue reflejo de lo que hemos logrado. Se acabó la vieja política, de ahora en adelante tendremos que aprender a competir por nuestros espacios.
¿Cómo influye esa tardanza con el resultado del 30 de junio?
Es una reflexión a esta altura estéril. Lo importante es que hemos podido movilizar gente. Lo más importante son los jóvenes que me han ayudado, la gente que se ha sumado del mundo cristiano, del voluntariado, esa pura cosecha ya es un triunfo. Vamos a estar el domingo con una campaña épica, con mil obstáculos.
¿Cuáles fueron esos obstáculos?
Invertimos mucho tiempo en convencer al partido, tiempo que pudimos ocupar afuera, lo ocupamos adentro. Luego tuvimos una primaria que fue un éxito, nos volvió el alma al cuerpo. Con pocos recursos recorrer el país no es fácil, y peor cuando la gente dice “bueno, si ya ganó la señora, para qué”. Ir convenciendo a la gente costó. Por ejemplo, hoy tenemos más de 700 aportes, esta no es una campaña que la financiaron cinco personas.
¿Es un fracaso llegar detrás de Andrés Velasco el domingo?
Agradezco todo el tiempo que me ha dedicado Andrés, pero desde el día uno que dije “vamos a enfrentar a Bachelet”, y nunca dudé ni tuve segundos pensamientos. Nuestra tarea no ha sido atacarla, sino marcar diferencias.
¿Es o no es un fracaso salir tercero el domingo?
No me voy a poner en ningún escenario que no sea dar la pelea por ser el nominado de la oposición. ¿Cómo nos va a ir? No tengo idea. Espero una gran votación, y si no, analizaré todos los escenarios. Espero que usted me diga el lunes “Orrego, usted tenía razón”.
Si bien usted insiste en que su competidor es Bachelet, en el último debate el enfrentamiento lo tuvo con Velasco.
Todos dan por hecho el triunfo de Bachelet. Entonces independiente de lo que diga, la gente lo cree.
¿Es también lo que usted cree?
No, no lo creo ni para ahora ni para noviembre. Quienes celebran antes de tiempo cometen un grave error. Chile cambió, y de verdad. Estoy convencido de que Bachelet y yo nos necesitamos recíprocamente. No podría gobernar sin la izquierda y ella tampoco sin el centro. La nueva mayoría supone un acuerdo del centro político con la izquierda, aquí no hay escapatoria, el tipo de cambios que hay que hacer se necesitan de mayorías. Tenemos una diferencia con Andrés: no nos vamos a ir para la casa, nos comprometemos con nuestro electorado. No es una aventura personal, el compromiso es institucional y comunitario.
Varios dirigentes de la oposición apuntaron su intervención en el último debate por los gestos a Bachelet. ¿Es parte de la estrategia del día después de la primaria?
Nunca fue agresiva conmigo ni yo con ella. Nos tenemos simpatía, pero si Bachelet hubiese querido renovación, debió haber dicho que no volvía, dejando la puerta abierta la gente no la hubiese esperado. He tenido maneras de marcar la diferencia, mis cuestionamientos de cuando ella fue gobernante, pero nunca caí en lo personal. Nos necesitamos mutuamente.
¿Cuál es su principal diferencia con Bachelet?
Soy de otra generación, estoy menos obsesionado por defender los 20 años de Concertación. No tengo problema en la autocrítica, pero no defiendo un cargo de presidente o ministro. Segundo, a Chile le sobra economía macro, pero le falta experiencia micro. Y lo tercero, contra toda la gente cree, hay que volver a poner en el centro de desarrollo la dignidad.
Hay temas como el matrimonio igualitario o el aborto en que sus tres competidores piensan distinto a usted. A partir del 1 julio, ¿cómo prevalecerá su visión en el programa opositor?
Hay temas en que discrepo de los tres, pero hay otros temas en que estuve de acuerdo con Bachelet, otros con Andrés. ¿Por qué va a votar más gente en nuestra primaria? Primero porque la de al lado es fome. Segundo, porque habiendo podido diferenciarse no hay diferencias. Acá si hay diferencias y los pesos políticos correlativos no dan lo mismo. La clave es transformar las diferencias en un programa común.
¿Hay cosas en las que va a ceder la DC?
Sí, pero si hay diferencias. Por ejemplo: yo creo que es imposible dar gratuidad en educación en cuatro años, lo dije, y en seis también, y esa es una crítica a Bachelet. Yo creo que su reforma tributaria no calza en números. Habrá que sentarse a construir un proyecto común para ganar en noviembre. No va a ser trivial ganar, hay que construir un proyecto de cambios sociales, pero también de acuerdos.
Usted critica que la reforma tributaria “no calza”, y será esa la reforma madre del programa de gobierno para el 2014.
Es fundamental, y de hecho celebro que el equipo de Bachelet haya recogido el 90% de nuestra propuesta tributaria presentada en abril, pero nuestros expertos dicen que no calza, que no es la recaudación que ellos dicen. Es importante, porque si yo tengo una reforma de US$ 6 mil millones versus una de US$ 8 mil millones la diferencia no es trivial.
En la cita en la Fundación Frei usted lloró al recordar un gesto de Frei Montalva o el esfuerzo de Massad por entregar volantes de su campaña. ¿Por qué?
Yo llegué a la política por tratar de ayudar a la gente humilde. Gente como Frei Montalva me hace ese vínculo entre la política y la revolución de la dignidad de la que hablo. Otro ejemplo es Puerto Natales: hacía un frío de mierda y la gente se había pegado un pique de tres horas. Es lindo cuando el fin de la política, más allá del desprestigio, es servir a los demás.
¿Cómo lo pasó su familia con la candidatura?
Difícil. La Fran es mi compañera desde hace 30 años. Me soporta mis campañas y ésta probablemente ha sido la más dura. Lo que más le ha dolido no ha sido el tiempo fuera; le ha costado la política. Ha sido especialmente incierto no sólo porque no tengo un trabajo estable que me espera, sino porque a ella le pidieron que dejara su trabajo producto de mi campaña.
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